miércoles, 30 de octubre de 2019
Orientar es un desafío...
Es frecuente que nos aferremos lo que conocemos, el ser humano vive apegado a la idea de la comodidad, la seguridad, la libertad de expresión, la fe, el respeto a los padres, maestros, instituciones, entre otros. Pero estos son, en buena parte, conceptos abstractos, tan abstractos como el de la moral o las buenas costumbres. Nos da temor admitir muchas veces que somos ignorantes de algo o que algo no es como siempre hemos creído que es. Cuando asumimos la responsabilidad de formar y orientar no podemos vivir presos de esta oscuridad, ya que la realidad nos golpea día a día el rostro retándonos para buscar constantemente las soluciones a problemas que no admiten retrasos ni distracciones, problemas profundamente graves y profundamente humanos, por lo cual debemos vivir en constante formación ética, intelectual y espiritual, además de aceptar la necesidad de abrirnos a la diversidad que se presenta inefable ante nuestros ojos.
Estas situaciones que emergen sin previo aviso ponen a prueba nuestras creencias religiosas, ancestrales tradiciones, reglas establecidas por nuestros círculos cercamos de familiares y amigos que han sembrado en nosotros prejuicios de todo tipo arraigados en nuestro ego, los cuales quizá, nos han sido útiles para llevar una vida más organizada y alcanzar algunas metas o puestos de poder, pero no están diseñados para brindar la armonía que se necesita para vivir en comunidad. La Transmodernidad que se ha impuesto en la segunda década del siglo XXI, lo que podríamos llamar el paso siguiente a la posmodernidad, nos convoca a reevaluar los conceptos que emergieron en los últimos 100 años, pensamientos que ofrecieron respuesta a muchas interrogantes que parecían irresolubles, pero que hoy en día, han sido superados. Sin embargo, podemos tomar de ellos lo que persiste, trasciende y funciona aun en nuestros tiempos.
Hoy, más que nunca se hace necesario incorporar a los contenidos formales de las instituciones educativas públicas y privadas y en el debate permanente en las comunidades todo lo relacionado con la protección al ambiente, la preservación y el respeto a los seres vivos y aprovechamiento responsable de los recursos naturales. Temas como la boiética y los conocimientos ancestrales son vitales para asegurar una alimentación completa y balanceada de nuestra población, la salud preventiva y curativa basada en el uso de las hierbas y frutos que se producen en nuestra tierra y, por último, pero no menos importante, promover el desarrollo de la creatividad con fines productivos, de auto abastecimiento y soberanía alimentaria y tecnológica. Debemos entender que, no es necesariamente el gobierno quien debe establecer esos planes de acción; nos corresponde aprovechar el impulso (más verbal que real) que esta misma instancia le ha dedicado al concepto de empoderamiento y asumir, de una vez por todas nuestra responsabilidad con el futuro del país.
Es bien dicho que las crisis, nos abren las puertas a nuevas oportunidades y este ha de ser el momento para revisar responsable y objetivamente cual ha sido el desempeño de cada uno de nosotros en la orientación de aquellos con menos experiencia, como hemos respondido cuando se ha requerido nuestro aporte; solo así podemos hacer los ajustes necesarios para encender o avivar la llama del servicio al otro, sin importar quien sea este o de donde venga. 10-09-19
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